divendres, 22 d’abril del 2011

Grandes fotografos : Steve Mccurry

Steve Mccurry



"A lo largo de los años fui aprendiendo una lección una y otra vez: no dejarse obsesionar por lo que creemos es nuestro destino "real". En la vida, como en el trabajo, el verdadero destino es el viaje mismo. Mi aventura con la fotografía se inició en 1978. Estaba apenas recibido y trabajaba para un diario en Filadelfia cuando partí en un viaje a la India por dos meses. ¿Por qué la India? Me atraían la belleza, el caos. El suntuoso caleidoscopio de colores, religiones, lenguas y costumbres representaba para mí un mundo del todo nuevo. Desde entonces volví a la India mas de 85 veces. Viajé a muchos países para documentar la vitalidad de la culturas, los contrastes, la adversidad y la tendencia. En las últimas décadas, la India ha sido escenario de importantes transformaciones, pero no podemos ignorar la subsistencia de una gran miseria. Esto me recuerda a otra gran enseñanza que me dejó la vida: por más terribles que sean las circunstancias, por más grande que sea la pobreza, también el los lugares mas desesperados resiste un inagotable apageo a la vida."


En Bombay, la mitad de los 13 millones de habitantes vive en pobreza y miles como esta mujer con su hijo sobreviven mendigando.


"La mayoría de mi trabajo es el fruto de la paciencia y la percepción. Comúnmente, no seremos capaces de distinguir la emoción en los ojos de un chico o el modo en que la luz va esculpiendo el movimiento de las sombras. A veces una escena necesita que la cámara se demore hasta que "el momento" entre en cuadro: las mejores imágenes suelen requerir espera. Otras fotografías son el fruto de desvíos de la consigna y el destino original. Mientras fotografiaba en monzón en la India quedé atrapado en mi auto en una tormenta de polvo. Un grupo de mujeres se había acurrucado para protegerse cerca de un árbol. Juntas elevaban una plegaria a la lluvia. Más allá del riesgo que la tormenta entrañaba para mi equipo, supe que ése podría terminar siendo una toma importante."



"Atravesar las barreras idiomáticas es otro aspecto de la fotografía que requiere paciencia y creatividad. Muchas veces una imagenes exitosa es el resultado de establecer un nivel de comodidad con alguien. La sensibilidad hacia la gente y sus emociones es esencial para hacer un retrato fidedigno en un determinado momento de las cosas. En 1984 saqué fotos a alumnas asistiendo a clase en una carpa en Peshawar, Pakistán. Una chica me llamó la atención, pero era muy tímida, así que decidí fotografiarla al final. Cuando revelé esa foto, me sorprendió lo inmutable y silenciosa que había salido. El retrato de Sharbat Gula, quien fue conocida en aquel entonces como "la chica afgana", iluminó la tapa de National Geographic en 1985. Su férrea dignidad es convirtió en un símbolo de fuerza frente a las dificultades, representando a gente que ha sobrevivido invasiones, guerras civiles, pobreza y enfermedades.


"Mi deseo es que la famosa foto de Sharbat Gula pueda mejorar su vida. Ella pidió ayuda para obtener mejores oportunidades educativas para sus hijas y otras chicas a lo largo de Afganistán. National Geographic creó una fundación, y desde aquel momento más de 1.200.000 dólares en donaciones han sido asignados para construir escuelas, entrenas maestros y apoyar la educación."


"Nunca me propuse ser un fotógrafo de guerra. Siempre quise darle el mismo peso a todos los elementos de una historia. A través de mis imágenes la gente puede transportarse a lugares inalcanzables, descubrir lo delicioso, lo sorprendente y lo nuevo.A veces el hecho de presenciar algo fuera de lo común puede ser perturbador y excitante, pero al mismo tiempo nos puede llevar a refugiarnos en la comodidad de nuestras propias convenciones. Existen mil maneras de practicar una fe y una vida, pero cuanto más viajamos, más entendemos que todo es relativo: veremos que muchos otros pensará que los raros somos nosotros. Espero que de algún modo mis imágenes puedan inspirar empatía, compasión y tolerancia por los miles de culturas y creencias que hacen nuestro mundo tan cautivante. A lo largo del camino aprendí que es un raro privilegio visitar distintos rincones del globo y conectar a gente de todas partes del mismo con una persona o un hecho tan remoto para sus vidas cotidianas. Estoy muy agradecido por esa oportunidad, y por el tremendo viaje que ha significado"



Encerrado en la oscuridad, un trabajador de la mina Karka en Pol-e-Khomri enciende
un momento en solaz. Trabajando muy duro bajo condiciones de seguridad rudimentarias,
los mineros del este lugar proveen cerca de veinte por ciento del carbón del país; el resto se obtiene n las más pequeñas y peligrosas minas artesanales, donde los trabajadores simplemente siguen la veta de carbón hasta que la mina se derrumba o de inunda.



"La de estas mujeres con burka comprando zapatillas modernas fue una visión extraordinaria. La yuxtaposición evoca grandes emociones. Cuando tomé la imagen, sin embargo, no estaba pensando particularmente en lo incongruente de la escena. Fue simplemente una reacción instintiva."


Entre las ruinas solitarias de la otrora gloriosa Herat, un grupo de gente parece contemplar su futuro a través de las llamas. Reconstruir ciudades saqueadas por años de bombas soviéticas fue el último capítulo en la saga nacional de guerra y preocupación. La Unión Soviética retiró sus tropas en 1989 después de una década asesinara a 15.000 de los suyos y a millones de afganos.


Ladrillo por ladrillo, los residentes de la sureña localidad de Kandahar reconstruyen hogares demolidos en la guerra contra los soviéticos. Los ladrillos de barro son cocidos en hornos cónicos en las afueras de la ciudad. A principios de los años 90, esos hornos trabajaban sin descanso porque dos millones de refugiados habían retornado a Afganistán desde Irán, Pakistán y otros destinos con la esperanza de encontrar un hogar.


En Kabul, los chicos se convierten en un abarrotado asiento trasero mientras sus parientes adultos controlan el rumbo adelante. El mosaico juvenil de cara refleja la mezcla étnica del país y al mismo tiempo su futuro.


Una de las incontables viudas de Afganistán que se ve forzada a vivir de la caridad ajena. Bajo el dominio talibán, a las mujeres no se les permitía trabajar, aunque frecuentemente eran las únicas proveedoras familiares.


Unos nómades miran hacia al oeste hacia La Meca desde un desierto ofreciendo la cuarta de las cinco plegarias diarias musulmanas. La creencia en la piedad y la compasiñon de Dios, un componente clave del islam, les ha sido muy útil a los afganos para resistir la ardua tarea de reconstruir su tierra devastada.


De padres de la etnia Hazara exiliados de Irán, Fiza, de 12 años, y sus padres retornaron a Afganistán después de la caída del réimen Talibán "para estar en nuestro país", según explica Amin, su padre. Los Talibán consideraban infieles a los shiltas Hazara.